Parlamento abierto y postureo


Guzmán

DIARIO DE NOTICIAS – 26 de Noviembre de 2015 – Artículo de Opinión – Guzman M. Garmendia Pérez

Parlamento Abierto y Postureo

Hace tan solo unas horas que hemos asistido a la puesta en escena de lo que alguien, erróneamente, ha calificado de ‘Parlamento Abierto’. Un traslado de la celebración semanal de la ‘Mesa y Junta’ a cualquier punto cardinal de la Comunidad Foral de Navarra no tiene nada que ver con la apertura, más bien se trata de una cuestión de itinerancia.

Pensé que ya no sería necesario explicar el significado de ‘Abierto’ en el ámbito de las administración y de las instituciones, pero visto el mal argumentario, y las erróneas acciones que en nombre de una fallida transparencia se están llevando a cabo, considero que es urgente aclarar, desde sus básicos, en qué consiste una actividad real de compromiso con la rendición de cuentas con la ciudadanía.

No quisiera personalizar en el Parlamento de Navarra, pero la actualidad manda, y los últimos acontecimientos obligan a fijar el foco en la Institución Foral, que lleva desde su constitución en esta legislatura aireando la transparencia, la participación o la apertura como si en la presidencia del hemiciclo navarro se hubieran inventado todas estas palabras, cuando, en la práctica, se está haciendo todo lo contrario que se debería hacer por posicionar esos mismos términos dónde está exigiendo la ciudadanía.

Llevar el Parlamento de Navarra a diferentes zonas de nuestra geografía es bonito, gestual y nómada, pero nada tiene que ver con la apertura de la institución. El primer punto de cualquier manual básico para abrir una administración habla del acceso a la información, un capítulo por el que ni tan siquiera se ha hecho el mínimo esfuerzo por abordarlo desde la dirección que acoge el hemiciclo foral, y es que, sin que la ciudadanía tenga en su poder la totalidad de los datos, no podemos hablar de Parlamento Abierto, más bien deberíamos hablar de todo lo contrario.

Por lo tanto, cualquier administración que quiera añadir la palabra ‘abierto’ o ‘abierta’ a su nombre principal, deberá ofrecer a la ciudadanía toda la información disponible en formatos legibles y reutilizables, para que así los ciudadanos puedan tener una opinión formada de lo que realmente sucede dentro las fornidas paredes que normalmente protegen a estas instituciones. Este paso no se ha dado en Navarra, y así es imposible que la población foral se sienta confortable y avance en la transparencia hacía su siguiente escalón: la participación.

Habiendo certificado que el acceso a la información no existe en el Parlamento de Navarra, es muy aventurado abordar la participación. Sin embargo, y dada la insistencia en llamar ‘abierto’ a lo que no lo es, constataremos que la participación brilla igualmente por su ausencia, nada extraño una vez explicada la relación directa existente entre el conocimiento veraz y las posibilidades de que alguien tome parte de algo que desconoce. Por lo tanto, y dentro del desolador panorama aperturista, ni que decir tiene que la colaboración – cúspide del ‘Gobierno Abierto’ y espacio de co-creación entre la ciudadanía y las instituciones -,  no tiene visos de aparecer en los próximos años por el edificio de la Antigua Audiencia.

La transparencia, la participación y la colaboración conforman el Gobierno Abierto. El postureo, la manipulación y el mercadeo son los mejores ingredientes para socavar y ningunerar los términos aperturistas. Liderar una política real de Parlamento Abierto requiere de alma, de creencia y de sentimientos, además de unos mínimos conocimientos en la materia, que lo primero que te explican es la necesaria huida de la demagogia, algo muy difícil de asumir por aquellos que han vivido y viven de ella, sin contemplar en ningún momento, a sabiendas, el daño que están haciendo a lo que tan aguda e interesadamente pregonan.

Guzmán M. Garmendia Pérez

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