No hace mucho me encontré en el aeropuerto de Heathrow, Londres, un simple atril con cuatro botones justo en la bocana de salida del control de seguridad:
Un pequeño gesto que representa lo fácil que puede resultar preguntar a los usuarios sin tediosas encuentas, costosos estudios o manipuladas tendencias. Desde entonces, tal vez por mi falta de atención, no he vuelto a ver nada similar en ningún otro espacio público. Una prueba más de que para preguntar solo hace falta una cosa: VOLUNTAD.
Se me ocurren mil espacios, públicos y privados, en los que pudieran establecerse sistemas similares, e incluso se fueran publicando los datos en directo ¿Os imagináis que incluso cambiara el color de la iluminación de un edificio según como fueran los resultados? Yo sí.