El fin del ‘portalismo’


Mi buen amigo Ángel Maldonado, socio de Colbenson, empresa imprescindible en el presente y futuro de Internet en España y en el mundo, compartía conmigo hace unos días una reflexión tan acertada como esclarecedora de lo lejos que se sitúa la administración de la empresa y del ciudadano en materia TIC. Esta reflexión, simple y lógica, hablaba de la necesidad de abordar ‘el fin del portalismo’ en las administraciones públicas.

Un portal, tal y como lo conocemos desde finales de los 90, es un espacio con recursos, soluciones, información y contenido de una determinada temática. Sin embargo, los portales han ido derivando a un espacio publicitario de venta de logros, virtudes, factores diferenciadores, productos, etc. Muy legítimo y necesario en el ámbito privado, pero que debería ser censurado cuando este espacio de autobombo se produce en el entorno público, o lo que es lo mismo, con el dinero del contribuyente.

Sin entrar en lo que debe ser un portal para la iniciativa privada -que bien podría merecer un capítulo particular- y centrándonos en la labor que debe ejercer un espacio construido para la ciudadanía en Internet -que en ningún caso se deberá llamar portal-, tendremos que tener muy claro, y desde el principio, que la principal labor de las administraciones públicas es ofrecer información y servicios, debiendo huir, en cualquier caso, de la promoción y de la clásica autocomplacida publicidad institucional. En resumen, alejarse del marketing, materia tradicionalmente muy mal administrada por los servidores públicos, tendiendo a lo cutre, descarado e intelectualmente en decadencia.

Por tanto, lo que nos debe quedar en un espacio dedicado al ciudadano, es decir, al cliente del servidor público, será lo más alejado a lo que hasta hoy conocemos como ‘portal’. Un sitio en el que empresas y ciudadanos puedan, por una parte, acceder a servicios, o lo que es lo mismo, a la eAdministración, por supuesto, adaptada tanto a web, móvil, tablet y lo que venga. Por otra parte, se deberá dedicar, en igual medida, el mayor esfuerzo y protagonismo a los datos, a ofrecer datos. Información estructurada, no necesariamente ‘en bonito’ para su explotación por parte de empresas y ciudadanos. Sería, en definitiva, la suma, única y exclusivamente, de eGovernment y oGovernment, es decir, el compendio de eAdministración y Gobierno Abierto. Las dos únicas claves que tienen como obligación ofrecer a sus ciudadanos los Gobiernos, con independencia de si son municipales, autonómicos, central u otros.

Superada, en gran parte, la necesidad ciudadana en materia de eAdministración, debemos centrarnos en el necesario crecimiento de la cesión de información en forma de datos, notas, imágenes o lo que se demande, haciendo de los nuevos espacios digitales públicos un auténtico baúl de riquezas que alimenten proyectos, empresas, acciones culturales o cualquier necesidad que requiera de la más que necesaria ‘apertura de datos’, lo que los anglosajones llaman ‘OpenData‘. Aunque no nos demos cuenta, en algunos casos, ya está pasando. No hay más que ver como los medios de comunicación copian, literalmente, los notas de prensa que emiten, vía web, ayuntamientos, autonomías o gobiernos, sin añadir ni quitar una sola coma. Queda mucho trabajo, hay que abrir mucha más información y ponerla a disposición del emprendimiento.

El fin del portalismo, más necesario que nunca, y un guiño definitivo a la austeridad en aras a la productividad, debe llegar a la administración. A día de hoy es obsceno invertir en espacios digitales, insisto, tanto en web, móvil como tablet, cuyo fin sea el ‘autobombo’. Debemos exigir que desde estos nuevos y futuros lugares, los ciudadanos podamos acceder a la totalidad de los trámites y, sobre todo, a familiarizarnos con una rica fuente de datos, sin manipular, en bruto y, si me lo permitís, en feo. Eso sí, en estándares universales que nos permitan convertirlos en retorno, en generación de ingreso, en riqueza. Riqueza económica y cultural. El paso final, la realización de la parte visual, que bien pudiera ser un portal, nunca la debe ejecutar la administración, se debe dejar a la iniciativa privada, construyendo con los mimbres que se han puesto a su disposición, y con ellos, generar empleo y dinamizar la economía.

Futura web del Gobierno del Reino Unido

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